La cosecha
Ayer fue nuestra primera cosecha, y no se ni como explicar la emoción que sentí al cortar esas arúgulas.
La arugula es “el verde” favorito de Diego, y me dio mucho coraje que no estuviera conmigo para cortar las hojas. Cuando se lo dije a Moi (el jardinero), él me contestó,
“No se preocupe Señora, en 10 días salen unas nuevas”
Así de leal es este tema de la tierra y los vegetales.
Quizás por eso me puse todavía más contenta.
Porque cosechar y volver a esperar un año, debe ser duro, pero 10 días es muy manejable.
Cuando compartí en el chat familiar las fotos de este gran día, mi madre me dio esta respuesta (copio palabra por palabra, mi madre maneja en exceso puntos suspensivos y signos de exclamación):
“OYE!!! que belleza!!! échate un cambio de GIRO empresarial!!!
Leo esto y se me enchina la piel,
ósea mamá soy yo,
Tú hija Sofía.
Me ha de haber leído de tan buen humor que pensó,
“Uta hay que empujar a mi hija- en chinga – a la vida de rancho”.
Pero con lo poco que duran las endorfinas, pues al rato me encabrone.
Saliendo de ahí, ya en el coche, nos olió asqueroso y se nos hizo raro,
Pero si, en efecto, pise caca.
J se molesto mucho, como si me hubiera ido yo en busca de excremento para pisar y olerlo entre todos y me pidió que “solucionara el problema”, ahí a punto de entrar a la carretera, donde tenia a mi alcance, solamente un charco de lodo y mi alcohol desinfectante.
Como era de esperarse, no fue suficiente.
Así que seguimos adelante, de malas, ventanas bajadas, y yo embarrada por todos lados.
Varios kilómetros después, me baje en la gas, a lavarme completa.
Me fui el resto del camino con los tenis empapados, tratando de mejorar mi humor, pensando en la cosecha,
en la tierra mojada
Y de paso,
en la “mencionada posibilidad” de poner la granja,
(con animales y heces fecales),
Y pensé que mejor no.
No vayamos a cargarnos toda la felicidad del huerto y los vegetales,
por unas pendejas mal-pisadas.
@jcordovacreel