La escapada

18 horas en #oaxaca pensando que iba a vivir una escapatoria de sueño, 

un idilio en medio de este puto encierro.

Juano tenía que ir al palenque a ver lo del mezcal y yo lo acompañé,

Pensamos “bueno, una casita en airbnb, un mezcal, un vino, un takeout delicioso…”

Después amanecemos y tú te vas a trabajar,

mientras yo me quedo escribiendo en la terraza, 

bajo el naranjo que “seguro vamos a tener”

luego paseo por las calles vacías un rato, 

Y después nos regresamos.

AJA Sofía,

Como todo lo que se planea en la mente – a modo película de Juano – es equívoco. 

Airbnb mentía también, ya no estaba ya la casita,

ni un sólo hotel en el centro abierto,

Acabamos en el periférico gracias a una amiga que nos abrió las puertas de su hotel, junto a los 5 ejecutivos de wal-mart con los que armo un deal, pues forzosamente tenían que trabajar en Oaxaca.

Fuimos al seven y no había una sola chela,

Fuimos de hecho a SIETE sevens, y ninguno tenía chelas.

Era ya tarde, el único take-out era el de la prima de la dueña del hotel,

misma que abrió su cocina, para poder mandarnos unas hamburguesas caseras (buenísimas), y de paso las Tecates Titanium de su marido; 

quien encima tuvo que venir en piyama a entregar el pedido.

Y ahí acabamos en la alberca del hotel del periférico,

cenando y echando la chela titanium, con los 4 ejecutivos de wal-mart, en la mesa de a lado.

Al día siguiente con 40 grados a la sombra, me fui al centro por un café,

era imposible caminar del calor, 

las calles vacías y el lugar completamente deprimido, 

como yo.

Regresé a mi cuarto de hotel, prendí el aire acondicionado, tuve un par de zooms, y a las dos horas nos regresamos.

Las expectativas nuevamente nos dejaron en la banca de los pendejos, 

de aquellos que no se enteran que la vida durante #covid 

es mucho más fea,

si no te quedas en casa.

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